Ayer nos dejaron dos deportistas. Las circunstancias entre el fallecimiento de uno y otro bien distintas, ya que si bien la muerte no hace diferencias, si el modo de producirse.
El mítico Muhammad Ali, tras muchos años de sufrir la enfermedad del Parkinson, había sido ingresado en el hospital el pasado jueves por problemas respiratorios. Ayer nos dejaba a la edad de 74 años esta leyenda del boxeo mundial. Declarado el mejor púgil de todos los tiempos, Ali se retiró en 1981 con 56 victorias y 5 derrotas.
También ayer, pero debido a un accidente ejerciendo su actividad deportiva, el motociclismo, nos dejaba Luis Salom, corredor de Moto2 y Moto3. En el Circuito de Cataluña, y mientras se desarrollaban los entrenamiento libres del Gran Premio de Cataluña, el mallorquín perdió el control de su moto y se estrelló contra las barreras de seguridad del circuito perdiendo la vida. Salom tenia solo 24 años.
Desde La Gran Familia nos unimos al dolor de sus familiares y amigos, y pedimos una oración o un recuerdo respetuoso por el descanso de sus almas. Ali y Salom, descansen en paz.
A Cassius Clay o Mohamed Alí, como se hizo llamar después, era una delicia verlo pelear. Se movía como un peso medio, contra los pesos PESADOS en todos los sentidos. El no querer ir a la guerra de Vietnam ( cosa que aplaudí en su momento ), le arruinaron una carrera que tenía que ser impresionante. Todos mis respetos para él y descanse en paz.
En cuanto a Luis Salom, me enteré en directo, en los entrenamientos nos dieron las noticias y luego dieron unas imágenes bastantes malas de su caída y posterior muerte. Me impactó mucho porque como soy un gran aficionado al motociclismo, a Luis lo he estado siguiendo desde que empezó a disputar el mundial en Moto 3. Es una verdadera pena perder la vida a tan temprana edad, con lo que le quedaba por vivir y sin dudarlo por triunfar, porque de calidad y ganas, le sobraba. Fatalidad es la palabra. Desde aquí mi pequeño homenaje a Luis y mi mas sentido pésame a su familia, sobre todo a su madre, que era quien lo seguía a todos los grandes premios. Aquella que no quería ver las carreras de su hijo y los sufría dentro los boxes hasta que acababa todo. Hasta que un día el campeonísimo Angel Nieto le dijo que tenía que ver las carreras, que sufriría, pero no tanto. Y siguió el consejo y dijo que era verdad, que el sufrimiento era menor. Valga también desde aquí mi pequeño homenaje a esta madre sufridora y con razón. Todos los aficionados al motociclismo lloramos su pérdida, señora. Y creo también que millones de personas. Desde aquí mis mayores respetos.