Nos llega un nuevo artículo de nuestra amiga Paula, en esta ocasión hablando de uno de nuestros jugadores, el colombiano James Rodríguez. Sentaros, leer y disfrutar:
JAMES, AUTOPISTA HACIA LA UNDÉCIMA
Supe del fichaje de James Rodríguez por el club de Concha Espina estando en la playa. Me acomodé en mi tumbona después de leerlo y parafraseé para mis adentros a Florentino Pérez: “ha nacido para jugar en el Real Madrid”.
Tras hacerse oficial, el colombiano escribió en Twitter “el sueño ya es Real. Feliz de hacer parte del mejor club del mundo. Hala Madrid!”. Cuando escribo o leo a alguien decir que su sueño se ha cumplido, temo que a partir de ese momento pueda estancarse o dejarse ir, pues ya ha logrado su propósito. Pero el cucuteño no dijo “sueño cumplido”, sino “el sueño ya es real”. A partir de ese momento sólo cabía esperar de James el nivel que ofreció en el Mundial, pero esta vez vestido de blanco. El sueño era real y él haría de su sueño una constante, una oportunidad que aprovechar cada día. Su sueño era jugar en el Real Madrid y, James, como todos, sabía que una vez en el Real, no hay nada más grande en el mundo. Antes de él, fueron dos los colombianos que jugaron para el conjunto blanco, Freddy Rincón y Edwing Congo, que pasaron por el club con más pena que gloria. Ha tenido que llegar James para que Colombia entera ponga sus ojos en el Real Madrid.
Lesionado nuevamente Modric, he puesto toda mi fe en James. Que no es que no la tuviera ya antes, sino que se ha visto reforzada a base del trabajo del colombiano. Jesús Alcaide dijo de él en Real Madrid TV: “si tienes un problema, dale el balón a James”. Y sus compañeros le buscan y él se asocia.Y la afición reconoce su esfuerzo, su calidad y su entrega. Pero no sólo de de técnica vive James, sino que también se vacía en cada encuentro siendo uno de los jugadores del Real Madrid que más kilómetros hace en cada partido. Recupera y asiste, marca goles y tiende su mano solidaria para que el Madrid siga batallando por la Liga y la Champions.
James vino para lo que vino. Tienen razón sus detractores cuando afirman que su fichaje obedece a una jugada estratégica de Florentino Pérez para construir autopistas en Colombia. Desde septiembre hasta el día de hoy, el colombiano juega cada partido alquitranando para el Real Madrid la autopista que lleve al club más laureado de la historia hacia su undécima Copa de Europa. Apenas faltan un par de tramos para que dicha construcción pueda ser inaugurada. James trabaja de manera infatigable junto a sus compañeros para que todo pueda estar listo el día seis de junio.
Del cucuteño, como de Modric en su día, se han vertido ríos de bilis a base de tinta. Que venía a vender camisetas, decían. Y vaya si las vende. Lo hace al mismo tiempo que calla bocas, engordando sus números cada jornada. En su primera temporada como jugador del Real Madrid, James ha superado a figuras de talla mundial como Figo, Zidane o Kaká. Y es necesario decirlo, también a Di María, el jugador a quien vino a sustituir y de cuyo traspaso al Manchester United parecía que algunos no nos íbamos a recuperar. Hoy en día me reconozco curada. Fui muy del Fideo, hasta que le abrió la puerta a las libras y se la cerró a seguir ganando títulos con el Real Madrid.
Di María se acuerda más de nosotros, que nosotros de él, pues James nos ilumina los ojos cada vez que recibe la pelota y esperamos expectantes a que pase algo mágico. Nunca toma una decisión errónea. Elige bien el pase, marca los tiempos y marca golazos. Nunca han sido goles; siempre golazos. En la campaña de desprestigio que el comité de bienvenida le tiene organizada desde el primer día, aún colea el coste de su fichaje. Como si lo pagara la prensa. O como si Luis Suárez, con 28 años, hubiera llegado gratis. O como si Neymar no costara cada semana un poco más de lo que nos vendieron que habían pagado por él.
Mientras James sigue construyendo autopistas, vendiendo camisetas y justificando el precio de su fichaje, debe sacar tiempo también para jugar al fútbol en el tramo crucial de la temporada. Veo a James en los partidos que restan poniendo a jugar al Real Madrid, haciendo paredes en la corona del área que nos lleven hasta Berlín, marcando sus golazos marca de la casa haciéndonos soñar con la Undécima, agradeciendo a Dios cada día al despertarse el poder defender la camiseta blanca, sabedor de la responsabilidad que conlleva no sólo pertenecer al mejor club del mundo, sino también ser el ídolo de su país, Colombia, que se convirtió por entero al madridismo desde el día que James escribió su tuit diciendo que el sueño era real.
Corría el mes de julio cuando me enteré de su fichaje. Estaba en la playa. Desde entonces, James me transporta a la butaca en la que parafraseé a Florentino Pérez cada vez que le veo jugar.
Paula @7SEMPITERNO7