“En la imagen, el remate de cabeza de Ramos en saque de córner de Modric en el 92:47 que nos hizo estallar de jubilo a los madridistas”
Se cumple un lustro de la victoria en Lisboa por 1-4 frente al Atlético de Madrid. Será un día especial por la consecución de la Décima y además por la manera de hacerlo y el rival al que nos enfrentamos.
Siempre que uno echa la vista atrás, recuerda ciertas fechas con un cariño especial. Aquel día a uno le saca una sonrisa con tal solo ver una imagen, aquel día vimos disfrutar a familiares y amigos, a la vez que vimos sufrir a enemigos en el ámbito deportivo, aquel día nos hizo felices, aquel día….
Aquel día, 24 de mayo y el madridista a cualquier nivel, lo tendrá grabado en el corazón de manera perenne. Lo habíamos ansiado desde hacía muchos años, concretamente doce. Fueros tiempos de sequía europea para el club más laureado del fútbol mundial. Fíjense, hablo de sequía, así a la ligera, cuando otros equipos ni siquiera han sido capaces de levantar una sola vez a la “orejona”. Qué bien acostumbrados nos tiene este equipo, que hace de sus males una bendición para otros. Y hablo de cualquier época, jugadores, técnicos y directivos, pasados y actuales, todos.
Aquel día, recordábamos haber caído varios años de manera prematura, a la par de injusta, en octavos de final. Los años de Mourinho hicieron vaticinar que el Madrid estaba muy preparado para competir de nuevo por la Champions League. Tres años, donde caímos con Barcelona, Bayern de Munich y Dortmund de manera muy dolorosa en semifinales.
Pero aquel día la esperanza seguía intacta. Así con Carlo Ancelotti, se superó al campeón de la edición 2013, el “favorito” alemán de Pep Guardiola. El cual, trató de desprestigiar a nuestros jugadores, no era ni la primera ni la última, llamándoles atletas. Dejó entrever, que la gran virtud de los madridistas no pasaba por el juego con el balón en los pies. Simplemente la de correr a la contra de manera veloz. La misma forma que el equipo blanco sentenció en la vuelta. El final 0-5 global, nos indicaba que estamos en Lisboa.
Aquel día nos esperaba el Atlético de Simeone. El madridismo se movilizó por tierra y aire, por mar estaba complicado. Todos queríamos estar allí, todos queríamos animar, de nuevo todos queríamos ver campeón al Madrid. Qué día…
Partido más duro que recuerdo, todos desde nuestro asiento, ya sea estadio, bar o casa acabamos agotados. Con toda sinceridad, fue el partido más emocionante que he vivido jamás. Como me sentí identificado con nuestro capitán Iker Casillas. Para mí también fue mayor esta alegría que el mundial de Sudáfrica. El madridismo es un nivel superior, lo considero en el nivel más alto de sentimiento futbolístico.
¿Quién de ustedes no empujó durante todo el partido? ¿No intentásteis despejar el gol del rival? Seguro que saltaste en el gol de Ramos… ¿Verdad? Qué maravilloso momento, ese minuto 93. A veces dudo si volveré a sentir ese éxtasis final. No quiero volver a pasar tantos años sin ganar, no quiero ver a mi equipo perder entrado en el minuto 92. Pero el madridismo es tan especial, que todo lo malo lo convierte en la gloria con tan sólo lanzar un corner. Seguiré viendo videos de aquel día y seguiré con el nudo en la garganta. Recordaré aquel abrazo común que disfruté con mis amigos de toda la vida en Hellín. Espectacular.
Aquel día, vimos a un madridismo liberado, desatado, aliviado. Vi llorar a mucha gente de alegría por un gol, unidos por una pasión común.
Ese 24 de mayo, celebramos uno de los días más señalados de la historia del club, la Décima Copa de Europa. Le pongo la primera letra en mayúscula porque es un nombre propio y únicamente puede presumir de ello el club de Chamartin.
Aquel día fue el mejor de mi vida madridista. Volvimos donde nos merecíamos.
Mejor descrito imposible amigo. Ese día fue de los más grandes que he vivido como madridista. En primer lugar por supuesto la Séptima, y luego por como se produjo y por el rival, la Décima. Algún día te contaré (os contaré) como viví yo ese día. Gracias por rememorarnoslo Ape. Abrazo fuerte amigo