El Rincón del Peñista

El rincón del peñista | Sueños de madridista

Escrito por Antonio Armero
“En la imagen, junto a mi padre y mi amigo César junto a los canales de Amsterdam con motivo de la Séptima”

Anoche tuve un sueño muy curioso, ya que soñé con mi vida como madridista. En mis sueños veía a aquel niño que correteaba con su camiseta del Real Madrid por el descampado de enfrente de su casa en la barriada de Entrevías. Me veía jugando con mis amigos de la niñez, casi todos merengones, ha hacer equipos de chapas recortando los cromos de la época. Todos queríamos ser el Real Madrid de los Zoco, Pirri, Velázquez, Amancio o Santillana. El delantero cántabro junto a Pirri, eran mis ídolos.

En ese sueño me veía acompañando a mi padre por primera al Bernabéu cuando tenía unos 7 años, y es curioso que aún siendo tan pequeño, recuerdo que era un partido con el Málaga. En ese sueño, veía a mi padre hablándome de las 6 Copas de Europa, y de los Di Stéfano, Gento, Kopa, Puskas…

En el sueño también veía como ese niño madridista veía antes jugar una final de Copa de Europa a los vecinos del Atleti, que a su Real Madrid. Era el año 1974 y ese niño iba camino de los 15 años. Al menos, no vio primero ganar al Atléti que a su Madrid. En el sueño, se veía como por fin, en el año 1981 ese niño madridista veía a su Madrid jugar una final de la Copa de Europa. En ese sueño se ve en la casa de unos vecino colchoneros que eran los únicos del bloque que tenían tele a color, ya que en casa no entraría hasta unos años después, y veía con dolor en ese sueño como su equipo perdía frente al Liverpool.

El sueño seguía con ese ya no tan niño deseando esa ansiada Copa de Europa que su padre si había visto ganar hasta en seis ocasiones. Veía como la Quinta del Buitre se acercaba una y otra vez a ella sin conseguirla, unas veces porque lo impedía un gran Milán, y otras más dolorosas, como aquellas semifinales contra el PSV. Para ese tiempo, ese niño ya hecho un joven adulto, era socio del club, ya que trabajaba y se lo podía pagar él, ya que la economía familiar había impedido que lo fuese antes. Pero en el sueño seguían pasando los años, y aquel niño ya era un hombre treintañero que seguía sin ver a su Madrid ganar una Copa de Europa, y en cambio si había visto ya ganarla a uno de sus grandes rivales, el Barcelona.

Ese niño ya hombre conoció por aquellos años a la que hoy es su Peña, La Gran Familia, y empezó a viajar siguiendo al equipo, lo que acrecentó su madridismo.

Por fin el sueño llegó al año 1998, y ese ya hombre se veía junto a su padre y su amigo César en el Amsterdam Arena. Y en el sueño se le notaba la cara llena de ilusión y nerviosismo. Era 20 de mayo, cumpleaños de mamá que nos había dejado 4 años antes, y en el sueño veía como mi padre antes de comenzar el partido frente a la Juventus, sacaba una foto de mamá y después de besarla él, yo hacía lo mismo. Me veía a mi mismo en ese sueño dando la espalda al terreno de juego en los últimos minutos de aquel partido que íbamos ganando 1-0 gracias a un gol de Mijatovic, pero la Juve apretaba y yo no quería verlo. En el sueño, mi amigo César me obligaba a mirar al terreno de juego, momento en el que el colegiado pitaba el final y papá, César y yo nos abrazábamos llorando de alegría. Aquel niño, ya hombre, por fin veía a su Madrid ganar la Copa de Europa. Y luego en el sueño llegaron París y la Octava y Glasgow y la Novena.

Pero también en el sueño se veía que pasaba otro largo periodo en el que ese niño ya hombre, se decepcionaba viendo a su Madrid caer en los octavos de final una temporada tras otra, mientras su máximo rival lograba una y otra Copa de Europa. Pero llegaron Lisboa y Milán,  y ese niño ya hombre junto a Paco (también me acompaño en Glasgow), volvía a ver a su equipo alzar la Décima y la Undécima ante los vecinos del Atleti.

Antes de despertarse para ir a trabajar, ese niño ya hombre soñaba con Sergio Ramos levantando la Duodécima en Cardiff, precisamente contra el rival con el que le vio ganar su primera Copa de Europa, la Séptima por entonces para el equipo.

Ojalá que ya despiertos, ese capitulo final del sueño se haga realidad.

 

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